Arturo González
O Izquierda Plural si prefieren llamarlo así.
Porque es el menos imperfecto, el menos corrupto y el más audaz y novedoso en sus propuestas. A pesar de su, en mi opinión, decisión equivocada en Extremadura. El que más luchará por los débiles y contra las injusticias y desigualdades. Yo no soy comunista, pero me aflige que unos tengan, tengamos, tanto y otros no tengan nada.
Creo que este partido es el que más y mejor luchará contra esto en Europa y en España. Porque supone una aspiración razonable dentro de lo posible. Sin querer destruir ningún edificio, pero remodelando estructuras. El que más atenderá y consultará los deseos de los ciudadanos. Paradójicamente el menos dogmático, aunque muchos de sus seguidores lo sean. El más transparente, y por ello el más odiado. El que no permitirá que 50.000 familias pierdan sus hogares cada año, y que dos millones de niños españoles vivan en la pobreza. Un partido con peso específico consolidado, que no es una aventura ocasional o irresponsable. El más laico. El menos connivente con los intereses capitalistas. El que se enfrentará a Europa para suprimir o al menos atenuar el artículo 135 que nos hipoteca a perpetuidad. El que defiende mejor lo público. El que tiene menos casos en los tribunales. El que más ha tratado de identificarse con los jóvenes rebeldes indignados. El que discute la legalidad imperante y quiere cambiarla.
Lo ideal sería votar a un partido que estuviera entre el ala izquierda del PSOE y el ala derecha de IU. Pero ese partido no existe, y la elección no ofrece duda, varado como está el PSOE en sus contradicciones. El que defiende a España de una manera racional, permitiendo que los ciudadanos decidan su derecho a decidir, pero abogando por su unidad. El partido de los menos poderosos. El que quiere que los españoles sentencien si desean monarquía o república. El que no tiene miedo a los cambios constitucionales. El de integrantes menos enriquecidos, aun con alguna oveja negra en las Cajas. El que tenemos la certeza que denunciará los Acuerdos, actualmente inadmisibles, con la Santa Sede. El que se lo pensará dos veces antes de entrar en una guerra que decrete la OTAN. El inevitable árbitro de la España próxima. El menos disgregador, el más conciliador. El más digno. El que pretenderá parar la ola de derecha dura y extrema sobrevenida en Europa. El más humano con el drama de la inmigración. El que puede hacer que veamos a España desde una perspectiva distinta. El que no tiene trepas ni líderes carismáticos, ni falta que le hacen. El menos hipócrita En el que y con el que todos los españoles seremos menos desiguales. El menos hortera, el menos ambiguo y huidizo. El que aún podemos confiar en su palabra a prueba. El que atenderá razones. La mosca cojonera en Europa. El que, estoy seguro, creo, quiero pensar, que si no lo hacen bien dimitirán y se marcharán sin que nadie se lo exija. IU, la nueva resonancia magnética de España. Una posibilidad, una esperanza, un deseo.
O Izquierda Plural si prefieren llamarlo así.
Porque es el menos imperfecto, el menos corrupto y el más audaz y novedoso en sus propuestas. A pesar de su, en mi opinión, decisión equivocada en Extremadura. El que más luchará por los débiles y contra las injusticias y desigualdades. Yo no soy comunista, pero me aflige que unos tengan, tengamos, tanto y otros no tengan nada.
Creo que este partido es el que más y mejor luchará contra esto en Europa y en España. Porque supone una aspiración razonable dentro de lo posible. Sin querer destruir ningún edificio, pero remodelando estructuras. El que más atenderá y consultará los deseos de los ciudadanos. Paradójicamente el menos dogmático, aunque muchos de sus seguidores lo sean. El más transparente, y por ello el más odiado. El que no permitirá que 50.000 familias pierdan sus hogares cada año, y que dos millones de niños españoles vivan en la pobreza. Un partido con peso específico consolidado, que no es una aventura ocasional o irresponsable. El más laico. El menos connivente con los intereses capitalistas. El que se enfrentará a Europa para suprimir o al menos atenuar el artículo 135 que nos hipoteca a perpetuidad. El que defiende mejor lo público. El que tiene menos casos en los tribunales. El que más ha tratado de identificarse con los jóvenes rebeldes indignados. El que discute la legalidad imperante y quiere cambiarla.
Lo ideal sería votar a un partido que estuviera entre el ala izquierda del PSOE y el ala derecha de IU. Pero ese partido no existe, y la elección no ofrece duda, varado como está el PSOE en sus contradicciones. El que defiende a España de una manera racional, permitiendo que los ciudadanos decidan su derecho a decidir, pero abogando por su unidad. El partido de los menos poderosos. El que quiere que los españoles sentencien si desean monarquía o república. El que no tiene miedo a los cambios constitucionales. El de integrantes menos enriquecidos, aun con alguna oveja negra en las Cajas. El que tenemos la certeza que denunciará los Acuerdos, actualmente inadmisibles, con la Santa Sede. El que se lo pensará dos veces antes de entrar en una guerra que decrete la OTAN. El inevitable árbitro de la España próxima. El menos disgregador, el más conciliador. El más digno. El que pretenderá parar la ola de derecha dura y extrema sobrevenida en Europa. El más humano con el drama de la inmigración. El que puede hacer que veamos a España desde una perspectiva distinta. El que no tiene trepas ni líderes carismáticos, ni falta que le hacen. El menos hipócrita En el que y con el que todos los españoles seremos menos desiguales. El menos hortera, el menos ambiguo y huidizo. El que aún podemos confiar en su palabra a prueba. El que atenderá razones. La mosca cojonera en Europa. El que, estoy seguro, creo, quiero pensar, que si no lo hacen bien dimitirán y se marcharán sin que nadie se lo exija. IU, la nueva resonancia magnética de España. Una posibilidad, una esperanza, un deseo.
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