sábado, 23 de noviembre de 2013

25N: POR UNA SOCIEDAD LIBRE DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Un año más, este día se convierte en un día de denuncia de la violencia contra las mujeres, la violencia sexista y machista, que no tiene tregua. También tenemos que denunciar este día la violencia institucional que se ejerce contra las mujeres a través de medidas que inciden directamente en sus vidas: la reforma regresiva de las normas laborales y de la Ley del aborto.

Días como éste, deben servir cuanto menos, para remover conciencias y analizar de manera estructural, y preguntarse por qué a pesar de que teóricamente la violencia de género sea rechazada desde cualquier ámbito político, es aún una lacra endémica que junto con la desigualdad, se muestran como elementos inseparables.

Esta lacra requiere medidas específicas y especiales que proporcionen a las mujeres elementos de prevención y protección reales, y a la Sociedad conciencia y cultura política para rechazar todo tipo de violencia, y particularmente, la violencia sexista.

Si en muchas partes del mundo las mujeres se encuentran en una situación insostenible de negación de derechos, que las oculta, las empobrece y que las sitúa en continuo riesgo, incluso institucionalizado, de violencia extrema, de explotación sexual, de agresiones, violaciones, asesinatos y ejecuciones, en nuestro país, la deriva conservadora y patriarcal hacia posiciones políticas de modificación regresiva de la Ley de Aborto, de imposición de la corresponsabilidad irreal en las obligaciones familiares, de recortes en recursos de protección social y en programas de igualdad, etc., sigue poniendo de manifiesto más aún, que la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres , es la lucha contra la violencia de género.

martes, 12 de noviembre de 2013

CONTRA LA REFORMA LOCAL DEL PP: ¡DEFIENDE TU PUEBLO!


¿Qué pasará si se aprueba esta Ley Anti-Ayuntamientos?


Todos saldremos perdiendo: 
servicios privatizados, más caros y de peor calidad. Servicios suprimidos. Habrá aumento del paro en los pueblos y ciudades por los despidos y porque los ayuntamientos perderán capacidad para dinamizar la economía local. Corren peligro los servicios públicos municipales que más están demandando las familias más necesitadas y la ciudadanía en general, precisamente, en momentos de emergencia social debido a la crisis:


  • Los servicios sociales: ayuda a domicilio, atención a personas mayores y a las personas dependientes.
  • Las concejalías de la mujer, políticas de igualdad y contra la violencia de género.
  • Las escuelas infantiles y los centros de enseñanza para adultos/as.
  • El mantenimiento de los colegios y de las instalaciones educativas.
  • Las ayudas municipales a los libros de texto, comedor escolar, transporte escolar, etc.
  • La promoción de vivienda social.
  • Las actividades deportivas y culturales: escuelas de música, teatro, danza, etc.
  • La conservación del medio ambiente.
  • La promoción económica y empleo.
  • Los planes sectoriales dirigidos a colectivos desprotegidos.
  • Los recibos de agua, alcantarillado, basura, contribución, etc., serán más caros.
  • Toda posibilidad de participación ciudadana en los asuntos políticos y democráticos de pueblo.

¿Qué podemos hacer frente a la Reforma Local? Hay alternativa.

Los ayuntamientos necesitan más financiación, más transparencia, más cercanía y más democracia, no menos. Esta reforma es otro ataque del Gobierno del PP que podemos parar si nos movilizamos, en las instituciones y en la calle. Defendamos la democracia local y los ayuntamientos al servicio de la gente y de nuestros derechos.


¡Defiende tus derechos!
¡Defiende tu pueblo!
¡Defiende Alcalá del Río, San Ignacio, Esquivel y El Viar!

EL DÍA QUÉ ACABÓ LA CRISIS (por Concha Caballero)

Cuando termine la recesión habremos perdido 30 años en derechos y salarios


Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas.
Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios.
Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, entonces la crisis habrá terminado.
Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, entonces se habrá acabado la crisis.
Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, entonces nos anunciarán que la crisis ha terminado.
Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio.
Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa.
De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición.
Concha Caballero (El País)